Un día ÉL se despertó y se levantó. Desayuno, fue al trabajo, comió, volvió a casa, cenó y se fue a dormir.
Al día siguiente, se despertó y se levantó. Desayuno, fue al trabajo, comió, volvió a casa, cenó y se fue a dormir.
Al día seguiente, se despertó y se levantó. Desayuno, fue al trabajo, comió, volvió a casa, cenó y se fue a dormir.
Y así él siguió durante muchos días, hasta que cierto día se despertó, se despertó pero se paró a y pensó profundamente. Luego salió al balcón y gritó ¡qué te jodan, mundo! y de repente oyó multitud de expresiones similares.
Volvió a dentro y comprobó que por fin estaba en paz y feliz. La revolución había comenzado.
¿Cuándo llegará ese día?
Probablemente nunca; probablemente esté más cerca de lo que pensemos.
Besicosss. Ander
4 comentarios:
me gusta
Edito y acabo, que me he ido a cenar y sentía que le faltaba algo. Me alegro de que te guste.
profundo
Si muy profundo, y es que esto se puede aplicar en muchos aspectos de la vida
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